martes, 17 de septiembre de 2013

No lo pienso ocultar.

Otra vez, otro año más, ha vuelto a morir de forma brutal en Tordesillas un inocente, aunque no es el único que seguramente el día de hoy habrá caído entre vítores de esos seres sin corazón a los que muchos se empeñan en llamar "personas". Pero que se les llame así a "esos", debería insultarnos a más de uno y al menos a mi me insulta que se me compare a aquellos que disfrutan con la muerte de cualquier ser vivo y que así lo celebran con ovaciones y festejos de todo tipo. 
Por ello, otro año más y como todos los días, no me veo capaz de mostrar respeto alguno por esa panda de asesinos, lo siento, llámenme radical y obcecada, pero simplemente, solo puedo sentir repugnancia hacia todos ellos y lástima y pesar por aquellos que cayeron hoy y todos los días del año por una fiesta que es la seña de mi país. 
Si se sienten mejor llámenme extremista, no me importa, así me siento. No pienso aceptar una idea que no sea justamente la de respetar la vida de los demás, y me sentiré siempre contraria a todo aquel que celebre la muerte y el sufrimiento de un ser vivo. 
No puedo aceptar un gris cuando lo único justo me parece el blanco. 
No aguantaré ni respetaré a nadie que piense que debe seguir permitiéndose asesinar porque sí a ningún ser.
Solo me queda decir que espero que descanse en paz el pobre Vulcano, un animal fuerte y sano que no tuvo nunca culpa de la estupidez del hombre.



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